La idea de los huertos familiares alcanzo su pequeña época en 1864 cuando se fundó en Alemania la primera asociación de huertos familiares. Durante la era de la industrialización en Europa un gran grupo de trabajadores y sus familias migraron de las zonas rurales a las ciudades en busca de empleo en las fábricas. Estas familias vivían en condiciones de extrema pobreza, una situación socioeconómica algo parecida al desarrollo de las ciudades Filipinas de hoy en día, para mejorar su situación general, se establecieron los llamados huertos para los pobres más tarde denominados huertos familiares; ciudades, fabricas, y monasterios suministraron espacios para los habitantes pobres de las ciudades, permitiéndoles producir alimentos para sus familias y criar cerdos gallinas y otros animales domésticos pequeños.
En el siglo XX durante la segunda guerra mundial en donde la situación socioeconómica se volvió desastrosa particularmente en términos de nivel nutricional de las personas, muchas ciudades quedaron aisladas de las regiones del interior los productos agrícolas de las zonas rurales ya no llegaban a los mercados de las ciudades, o eran vendidos a precios muy altos en el mercado negro.
En consecuencia la producción alimentaria dentro de la cuidad, especialmente de frutas y vegetales en huertos domésticos y huertos familiares, se volvió esencial para la supervivencia de las personas.
Ecuador, al igual que otros países de América Latina, atraviesa por una transición nutricional y epidemiológica, consecuencia de la inequidad, el crecimiento urbano, la influencia del patrón de alimentación occidental urbano moderno y el sedentarismo. En este contexto, coexisten problemas de deficiencias nutricionales específicas, desnutrición crónica con problemas de sobrepeso y obesidad vinculados a enfermedades crónicas no transmisibles –ECNT- (diabetes, infarto cardíaco, derrame cerebral, hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer, entre otras). La doble carga de la enfermedad (desnutrición, sobrepeso y obesidad) muchas veces afecta a la misma persona en una familia o a uno o más miembros de la misma familia.
En lo que se refiere a la desnutrición crónica en el Ecuador casi 371.000 niños menores de cinco años en el y de ese total, unos 90 mil la tienen grave. Los niños indígenas, siendo únicamente el 10% de la población, constituyen el 20% de los niños con desnutrición crónica y el 28% de los niños con desnutrición crónica grave. Los niños mestizos representan, respectivamente, el 72% y el 5% del total. El 60% de los niños con desnutrición crónica y el 71 % de los niños con desnutrición crónica grave, habitan en las áreas rurales (aunque la población rural es tan solo el 45 % del total poblacional del Ecuador). También se da una concentración muy elevada en las áreas de la Sierra, que tiene el 60 % de los niños con desnutrición crónica y el 63 % con desnutrición crónica extrema. El 71 % de los niños con desnutrición crónica provienen de hogares clasificados como pobres, lo cual se aplica también al 81% de los niños con desnutrición crónica extrema.
Es decir, una deficiencia en la talla/edad es la desnutrición más grave que padecen los niños en Ecuador. Para el año 2004 (gráfico 1, reproducido del estudio del BM,2007, como todos los gráficos de esta presentación), la curva de la desnutrición general coincide ampliamente con la distribución normal, mientras la curva de la desnutrición crónica tiene una marcada tendencia a situarse hacia la izquierda. Así, 371.856 niños (26,0% de los niños ecuatorianos menores de cinco años) tienen desnutrición crónica comparada con los estándares internacionales de referencia. Peor aún, 90.692 niños de este total (6,35% de los niños menores de 5 años) tiene una desnutrición extrema es decir, baja talla/edad extrema.
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